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Concentración de la infraestructura mediática: desafíos para la diversidad y la democracia

La concentración de la infraestructura mediática es un fenómeno que, aunque puede parecer técnico, tiene un impacto directo en cómo accedemos a la información y cómo funciona nuestra democracia. Este fenómeno surge cuando pocas empresas o personas controlan tanto los medios de comunicación como las redes que los hacen funcionar. Esto reduce la diversidad de voces y perspectivas, afectando la calidad de la información y la pluralidad de ideas.

¿Qué es la concentración mediática?

La concentración mediática ocurre cuando disminuye la cantidad de empresas que manejan los medios de comunicación. Esto puede suceder por fusiones, adquisiciones o la desaparición de competidores. Aunque en apariencia tenemos muchas opciones —como televisión, radio, internet y redes sociales—, en realidad, gran parte del contenido que consumimos proviene de un pequeño grupo de grandes conglomerados.

El avance tecnológico también ha cambiado las reglas del juego. Antes era más fácil diferenciar entre televisión, radio o prensa escrita, pero ahora esas fronteras son difusas. Por ejemplo, los periódicos publican videos, y los canales de televisión ofrecen noticias en sus sitios web. Este cambio ha permitido que grandes empresas dominen varios tipos de medios al mismo tiempo, aumentando su control e influencia sobre lo que consumimos.

Concentración mediática en infraestructura

Además de controlar el contenido, muchas de estas empresas también dominan la infraestructura que permite que la información llegue a las personas. Cuando hablamos de infraestructura mediática, nos referimos a los «caminos» y las herramientas que hacen posible la transmisión de información: cables de fibra óptica, antenas, servidores, centros de datos y satélites.

La concentración en esta área ocurre cuando unas pocas compañías tienen el control de estas redes esenciales. Este poder puede ser tan o más importante que el control del contenido, ya que estas empresas deciden cómo y a quiénes llega la información.

Un ejemplo de esta dinámica es Comcast, en Estados Unidos. Esta empresa no solo ofrece servicios como internet, televisión por cable y telefonía, sino que también controla gran parte de las redes necesarias para proveer estos servicios. Esto les da un poder inmenso, ya que pueden priorizar su propio contenido, limitar el acceso a competidores y, en casos extremos, influir en qué información llega a los usuarios y cuál no.

Concentración vertical y horizontal

Ahora, ¿qué pasa cuando hablamos de cómo se organizan estas grandes empresas? 

Aquí entran en juego dos términos clave: concentración vertical y concentración horizontal.

Concentración vertical

Imagina que una empresa no solo crea contenido (como series o películas), sino que también tiene los medios para distribuirlo directamente al público. Esto es concentración vertical. Un gran ejemplo es Disney, que produce sus propias películas y programas y los distribuye en su plataforma Disney+. De esta forma, controla todo el proceso, desde la creación hasta que llega a tus ojos.

La concentración vertical también implica que una sola empresa o grupo controla varios elementos clave del proceso mediático, desde la producción hasta la distribución y actividades relacionadas como la publicidad o las telecomunicaciones. 

Concentración horizontal

La concentración horizontal, en cambio, ocurre cuando una empresa compra o se fusiona con otras que hacen lo mismo que ella. Es como si una panadería comprara otras panaderías del barrio para quedarse con todo el mercado. En el caso de los medios, un ejemplo claro es cuando Disney compró 21st Century Fox en 2019. Esto le permitió quedarse con franquicias como Los Simpson y Avatar, ampliando su dominio en el mundo del entretenimiento.

¿Cómo se mide la concentración?

Existen distintas maneras de evaluar la concentración mediática, tanto en contenido como en infraestructura:

  1. Participación en el mercado publicitario: Analiza qué porcentaje del dinero gastado en publicidad termina en manos de una empresa. Es una forma de medir su poder económico.
  2. Ingresos totales: Evalúa cuánto dinero gana una empresa comparado con el total del mercado de medios. Así se mide su peso en el sector.
  3. Participación de audiencia: Se observa cuánta gente consume contenido de una empresa en comparación con sus competidores. Esto refleja su influencia directa en la sociedad.
  4. Número de medios controlados: Se cuenta cuántos periódicos, estaciones de radio o canales de televisión maneja una misma empresa. Este método es más simple y útil en términos de regulación, aunque no considera el tamaño o alcance de cada medio.

Para análisis más precisos, también se utilizan herramientas como el índice de Herfindahl-Hirschman (HHI), que mide concentración económica, o gráficos como la curva de Lorenz, que muestran qué tan desigualmente se distribuye la propiedad de los medios.

¿Por qué la concentración de la infraestructura mediática es un problema?

La concentración de la infraestructura mediática plantea varios problemas. En primer lugar, estas empresas suelen operar bajo una lógica puramente comercial, lo que limita la aparición de medios e iniciativas locales y dificulta que comunidades remotas accedan a contenidos y servicios. 

Por ejemplo, estas empresas pueden no considerar rentable extender su infraestructura hasta zonas alejadas para ofrecer servicios de última milla, y esto incrementa las brechas de acceso a la información, la comunicación y los servicios digitales entre las áreas urbanas y rurales, dejando a muchas comunidades desconectadas y marginadas.

Por el contrario, una mayor diversidad de proveedores fomenta el desarrollo de más infraestructuras, lo que facilita que el servicio llegue a más regiones y promueve la inclusión.

Además, cuando unas pocas empresas controlan los medios, se pone en riesgo la democracia. Un sistema democrático depende de la diversidad de ideas y opiniones; sin embargo, si la mayoría de las voces provienen de las mismas manos, muchas perspectivas se pierden.

El informe de la Comisión Europea del 2009 destaca que los medios no solo nos informan, sino que también influyen en cómo debatimos los temas relevantes. Cuando el poder mediático está concentrado, los propietarios de los medios pueden usar su influencia para promover intereses políticos o económicos particulares, debilitando la pluralidad de ideas que es esencial para una democracia sana.

Por último, la información tiende a volverse más uniforme. Si la mayoría de las noticias provienen de un número reducido de fuentes, es menos probable que se presenten diferentes puntos de vista. Esto limita nuestra comprensión de los problemas sociales y políticos, reduciendo la riqueza del debate público.

Conclusión: La concentración tiene un apellido importante, propiedad

La concentración de los medios y de la infraestructura que los sostiene no solo tiene que ver con quién produce los contenidos, sino también con quién controla las redes por donde llega esa información. Cuando unas pocas empresas dominan tanto la creación de contenido como las redes que lo distribuyen, su poder sobre lo que vemos, leemos y escuchamos es enorme. Esto puede reducir la diversidad de opiniones y poner en riesgo nuestra democracia.

¿Por qué se hace énfasis en la propiedad? Porque uno de los grandes problemas para detectar esta concentración es que a menudo no sabemos quién está realmente detrás de esas empresas. En muchos casos, se usan trucos y figuras legales que limitan la trazabilidad de la propiedad.

Además, las grandes empresas tienden a formar conglomerados, lo que hace aún más difícil entender quién tiene el control. Este fenómeno, conocido como «undue ownership», es una cuestión de transparencia: si no sabemos quién está detrás de cada empresa, no podemos comprender cómo están influyendo en la información que consumimos.

Referencias

  1. Mendel, T., García Castillejo, Á., & Gómez, G. (2017). Concentration of media ownership and freedom of expression: Global standards and implications for the Americas. Cuadernos de Discusión de Comunicación e Información, 7. UNESCO   https://www.ifj.org/es/que/libertad-de-prensa/concentracion-de-medios
  2. Bagdikian, B. H. (2004). The New Media Monopoly. Beacon Press.
  3. Comcast Corporation. (2024). Informe anual.
  4. Disney. (2019). Acquisition of 21st Century Fox: Key facts. Recuperado de https://www.thewaltdisneycompany.com
  5. Federal Communications Commission (FCC). (2024). Media ownership rules. Recuperado de https://www.fcc.gov