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La broma pesada de la desinformación

La broma pesada de la desinformación
Diana Yulieth Socha Hernández

Imagina abrir tu correo y encontrar un mensaje urgente: una organización internacional pide donaciones para ayudar a las víctimas de un reciente desastre natural. Todo parece legítimo: logo oficial, tono empático, incluso un enlace a una supuesta plataforma de ayuda.

Solo hay un detalle: es falso.

Ese es el poder del bulo, también conocido como hoax: un engaño deliberado que se disfraza de información verdadera. A veces nace del deseo de causar alarma, otras de “hacer una broma”, y en muchos casos, de manipular emociones para obtener clics, datos o dinero.

Los bulos funcionan porque hablan el lenguaje de la confianza. Usan formatos familiares —un correo de una entidad conocida, una cadena de WhatsApp, un video con tono noticioso— y apelan a lo que más mueve a las personas: la empatía, el miedo o la solidaridad.

En días pasados, “Andrés Cepeda alertó a sus seguidores sobre estafas en ventas de boletas para ir a sus conciertos” tuvo que acudir a sus redes sociales y los medios, como El Tiempo, El Heraldo, Semana, entre otros, ayudaron a divulgar la noticia, ya que estaban estafando a los seguidores del artista vendiendo boletas cuando ya todo estaba vendido.

Y aunque algunos comienzan como simples bromas, sus efectos rara vez son inofensivos. Durante emergencias, por ejemplo, los bulos pueden entorpecer la ayuda real o generar pánico colectivo. En tiempos de polarización política, pueden dividir comunidades o desacreditar causas legítimas.

A diferencia de las noticias falsas, que suelen tener una intención política o mediática más estructurada, los bulos operan en lo cotidiano, se viralizan rápido y apelan al impulso de compartir algo “por si acaso”.

En Digital-IA, definimos los bulos como: la broma pesada informativa. Un engaño que se difunde como verdad, a veces por diversión, pero siempre con el objetivo de que alguien lo crea.

En la era digital, creer no debería ser automático.

Detenerse a pensar, buscar la fuente y verificar es una forma de cuidado colectivo. Porque cada vez que rompemos la cadena de un bulo, protegemos la verdad.

Referencia: El Tiempo Infobae Noticias Caracol

Por: Diana Socha Hernández

@dianasochacuenta