Titulares que venden más que informan

Sabemos que en el mundo ocurren hechos que parecen sacados de la ficción. Desafortunadamente, muchos de ellos son reales: muertes, violaciones, maltrato infantil, entre otros temas que generan escándalo, rechazo… y también morbo. Esa mezcla de emociones despierta en las audiencias una necesidad casi inmediata de “saber más”. En el entorno digital, ese impulso se traduce en clics.
Los titulares se han convertido en el principal anzuelo para atraer la atención del usuario. Un ejemplo reciente fue la cobertura de la muerte de Laura Camila Blanco, joven periodista fallecida tras caer desde un noveno piso en Bogotá. Varios medios publicaron versiones con titulares como:
- “Conmoción en Colombia: La ‘extraña muerte’ de una joven periodista que cayó desde un noveno piso” (caraotadigital).
- “Misteriosa muerte de periodista: ¿se lanzó o la empujaron desde un noveno piso en Bogotá?” (Noticias Caracol).
- “Nuevas pistas sobre la muerte de la periodista que estaba celebrándole el grado a su novio antes de caer de edificio, en Bogotá” (ElPaís).
- “Ella es Laura Camila Blanco, la periodista que murió al caer del 9° piso, tras discutir con su pareja” (Diario el Cauca).
Palabras como conmoción, misteriosa o extraña despiertan curiosidad inmediata y prometen una historia que va más allá de los hechos. Expresiones como “¿se lanzó o la empujaron?”, “nuevas pistas” o “tras discutir con su pareja” inducen interpretaciones, empujan a los lectores a tomar partido y moldean percepciones antes de que exista una verdad comprobada.
El caso aún está en investigación, y aunque se han conocido algunos avances, la causa real de su muerte no ha sido esclarecida. Sin embargo, los titulares ya han cumplido su efecto: generar conversación, especulación y, sobre todo, clics.
Cuando los medios priorizan lo escandaloso por encima de lo verificado, el resultado deja de ser información y se convierte en espectáculo. Las palabras, el tono y la forma de narrar influyen directamente en cómo el público interpreta los hechos. La ética periodística debería garantizar que el interés no se imponga sobre la verdad, y que las audiencias reciban información completa, responsable y contextualizada.
Por: Diana Socha Hernández
@dianasochacuenta
